Chile podría ser un país que trafica residuos peligrosos
Patricio Herman, presidente Fundación Defendamos la Ciudad
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Patricio Herman
La semana pasada este medio publicó la noticia “Gobierno alista normativa que permite la exportación de residuos peligrosos. Falta informe del Minsal”. Lo cierto es que aún estamos a tiempo de evitar las perniciosas consecuencias de este actuar improvisado.
El Gobierno ha actuado mal, pues basta ver la sesión del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático (disponible en https://www.youtube.com/watch?v=Tls1Se_wQbE), para evidenciar cómo las autoridades asistentes votaron sin saber, al punto de que, como señaló un funcionario, algunos elementos técnicos se habían hecho llegar “en una versión que despachamos anoche”. (sic)
Este proceder precipitado conduce a una peligrosa desprotección ambiental, pues con este Reglamento aumentaría a niveles sin precedentes el flujo de residuos o desechos peligrosos, en abierta contradicción al Convenio de Basilea. Y de paso, el Presidente Boric, sin siquiera cuestionárselo, abraza las ideas y propósitos más íntimos del Presidente Piñera.
En efecto, si durante el gobierno de la Presidenta Bachelet se aprobó un texto que prohibía el transporte transfronterizo de residuos para su eliminación y valorización, considerando la capacidad técnica instalada en el país, bajo la administración Piñera ese texto fue desechado para fomentar el transporte transfronterizo de residuos. Fue clave, en este sentido, el quehacer de Tomás Saieg, funcionario proveniente del gobierno anterior que ha sabido cautelar debidamente aquellos intereses, logrando que la ministra Rojas promoviera el texto que siempre pretendió la pasada administración, cual es, permitir el transporte transfronterizo de residuos a todo evento.
Este obrar liviano, propio de malos colegiales, tendrá desastrosas consecuencias si no se evita a tiempo, pues será el tiro de gracia de la economía circular ya existente en nuestro país y los empleos que actualmente genera y que podría seguir generando. Tendrá funestas consecuencias, asimismo, en seguridad, en tanto abrirá la puerta al narcotráfico, pues la importación de productos como el ácido sulfúrico, a través de baterías de plomo, aumenta el riesgo de que ello sea utilizado para la producción de cocaína y drogas derivadas de ella por su uso como precursores.
Ante este proceder poco razonable, forzoso es preguntarse si el presidente Boric contará con un informe medianamente serio que dé cuenta de los efectos sociales, económicos, de empleo, ambientales, de salud y de seguridad que trae aparejada su decisión. Todo indica que no.
La Moneda aún está a tiempo para revertir la situación, esperando que su inquilino principal no contradiga, una vez más, su programa de gobierno.